jueves, 6 de diciembre de 2007

Etanol como medio energético

David Chacon.
Estudiante de Física Pura, UCR.
Publicado en La Nación.

El etanol no es intrínsecamente un mal negocio. Aunque ha estado en el tapete desde que Henry Ford lo consideró como un combustible potencial para su modelo Ford T, la única nación que ha explotado su potencial práctico es Brasil. Un amplio sector del transporte de ese país utiliza etanol refinado de la caña de azúcar, que llena los tanques de vehículos adaptados al uso de ese biocombustible, fabricados en el propio país.

La clave para reducir los impactos económicos y ambientales del etanol consiste en usar desechos alimenticios y cultivos explícitamente dedicados a la producción de combustibles en tierras desgastadas o no apropiadas para otras formas de agricultura.

A mi criterio, el uso del etanol en Costa Rica tiene muy buena proyección, debido a que somos un país de agricultura muy desarrollada, gran generadora de ingresos. Ahora bien, si somos esto, quiere decir que hay un motor excipiente de desechos, que en este ámbito no son desechos, ya que tenemos piña, arroz, gallinaza, desechos vacunos, etc., y, entre muchos otros, uno que genera muy buenas utilidades en este marco: el bagazo de azúcar, debido a su estructura molecular, alta en celulosa, cuya composición es altamente rescatable y fácilmente procesable, en contraste con otras fuentes de etanol.

Petróleo insostenible. El precio de los hidrocarburos ha hecho impacto en la generación de energía eléctrica, un gran retroceso en el plan ecológico y económico del país.

No obstante, el ICE se cierra en una pugna por estos recursos energéticos, solo por el simple motivo de que uno de los 19 ingenios en Costa Rica pertenece al presidente Arias (cabe destacar que el ingenio Arias no representa la mayor generación de insumos por este producto, y los otros productores juntos superan por amplio margen su producción). Ahora bien, por no utilizar estos desechos, no solo limitan el uso del bagazo de caña, sino también el resto de los mencionados y las decenas de productos cuyo empleo en este medio es ampliamente útil.

Esto nos lleva a una encrucijada: el ICE debe decidir si reutiliza el material existente o si sigue gastando recursos en los caprichos del constante aumento petrolero, cosa que “tiene ya proyectado en este momento”.

En síntesis, ¿está el ICE planteando un sistema solidario abierto a ideas por el bienestar del país, o está metido en una batalla ideológica sin fin?



EyP

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