lunes, 12 de enero de 2009

La Visita de la Doncella

Esteban Porras Zúñiga
Estudiante Universitario/ Escritor Asociado EyP

No soy muy aficionado a la música heavy o “jevi”, como le dicen algunos. El metal nunca me ha cautivado, tal vez por el sonido estridente, altos decibeles y voces a tope, profundas, que hacen tener que concentrarse para entender el mensaje que quieren transmitir.

Con interés particular seguí­ el proceso de la llegada de una de las grandes bandas del heavy metal en febrero del 2008: Iron Maiden.

La “Doncella de Hierro” fue fundada en 1975 en el Reino Unido por Steve Harris y Dave Murray, y convocará el próximo 3 de marzo a grandes y chicos en la segunda visita al paí­s.

Fenómeno de edades. Un grupo con esta trayectoria, 25 discos y varias generaciones de fans, ha provocado que adolescentes, jóvenes y personas maduras hayan corrido por su entrada en la presentación de febrero anterior y que ahora de nuevo se encuentren a la espera del dí­a en que la gran Doncella pise la tarima e inicie un recorrido por su extenso repertorio.

La fiebre provocó que personas de toda Centroamérica se hayan organizado para asistir, con paquetes “todo incluido”, y el fenómeno sin duda se repetirá para marzo de 2009.

Leyenda negra
. El concepto de los metaleros es difí­cil de aplacar, la fama de pesados e incluso satánicos los ha marcado. Resulta interesante, ante tales apelativos, descubrir los mensajes que muchas veces se encierran bajo esos sonidos y letras: referencias literarias, históricas y mitológicas.

El mundo del metal está lleno de mensajes de este tipo, es tema común en la música de algunas bandas como Virgin Steele, Tierra Santa y Maiden, que con sus mensajes hacen que los aficionados repasen la clase de historia y escuchen de temas que muchas veces ni la educación formal les brinda.

Para Steve Harris, bajista y fundador del afamado conjunto, “una juventud indiferente es sí­mbolo de un paí­s sin esperanza”, y tal vez por esta razón es que su último disco está cargado de un fuerte sentido en contra de la guerra, no sólo las batallas, sino también las introspecciones personales de sus participantes.