sábado, 26 de enero de 2008

PIB vrs BIB.

Claudio A. Mora García
Estudiante de Economía, UCR
Escritor asociado de EyP.

Publicado en La Nación.

El PIB es uno de los indicadores más utilizados en macroeconomía para referirse al nivel de producto generado al interior (por eso es “producto interno”, bruto) de un país, y es aproximado mediante una suma de consumos realizados de distintas maneras.

De esta forma, medimos la producción (o al menos intentamos aproximarla) mediante la suma de lo consumido internamente por el gobierno y los agentes privados. Además, el consumo externo que se hace cuando la producción interna no alcanza para cubrir la demanda interna por artículos se debe restar a la producción. Porque se debe traer producción del extranjero a Costa Rica por medio de importaciones (M) que no fueron generadas internamente. Igual sucede cuando la producción de otros países no alcanza para cubrir su demanda respectiva: Costa Rica puede tener el supuesto beneficio de hacer exportaciones hacia otros países, aumentando su producción. Las exportaciones (X) serían, entonces, producción que no se consumió internamente, sino que disfrutaron otros países.

En resumen, el PIB es la suma del consumo del gobierno (o gasto del gobierno, G), el consumo de las familias (C), la inversión realizada por las empresas (I), y las exportaciones netas (que sería la producción interna que no se consumió internamente, exportaciones, menos el consumo externo, importaciones; X-M).

Hasta aquí, nada nuevo. Pero más de uno se va a caer de la silla cuando les diga que el PIB podría transformarse para aproximar el bienestar de un país antes que producción, y las consecuencias que esto traería son algo inquietantes.

Antes debemos notar que el PIB está conformado por dos grupos de variables: una que incorpora los consumos (C, G, I, M) y otra que incorpora directamente la producción por medio de las exportaciones. De esta forma se podría sumar lo que reporta alguna clase de bienestar (los consumos) y restar lo que más bien nos reporta tanto sacrificio y que a nadie le gusta: estar trabajando, las exportaciones. Nuestro indicador sería el Bienestar Interno Bruto (BIB = C+G+I+M-X).

Así es. ¡Restar las exportaciones!

Y es que ya es hora de darnos cuenta cómo es que son las importaciones la parte positiva del comercio y cómo las exportaciones la parte negativa. Imaginémonos por un momento un mundo de fantasía en el que para ir al supermercado no tuviéramos que trabajar, sino que mágicamente el dinero apareciera en nuestros bolsillos. ¿No sería esto fantástico, comprar sin tener que trabajar?

La idea con el comercio es aproximar a la realidad este mundo iluso. De forma que un aumento en las importaciones (con todo lo demás constante) no es más que un aumento en el bienestar porque hemos comprado más bienes; y un aumento en las exportaciones es tener que trabajar más.

Lo que el gobierno debiera estar buscando no es solamente nuevos mercados para aumentar nuestras exportaciones (y muchas veces una baja en las importaciones, para que el PIB aumente) sino nuevos mercados que paguen mejor las exportaciones que ya estamos haciendo y mercados con los menores precios de importación. De esta forma tanto nuestro indicar de BIB como de PIB estarían aumentando, y no caeríamos en la falacia de pensar que un simple “aumento” en las exportaciones es positivo. De igual forma que no es solo crear puestos de trabajo, sino que buscar aquellas industrias que paguen el mayor salario posible.

Hasta ahora lo que se ha venido haciendo es intentar aumentar el indicador de producción, incentivando las exportaciones. Cuando estuvo la discusión del TLC gran parte del discurso utilizado fue enfocado a un aumento de las exportaciones; y no fue hasta casi el final cuando los beneficios para el pobre consumidor salieron a relucir. Inclusive ahora que se pretende firmar con la UE y con China la discusión está tomando una índole exportadora antes que importadora.

América Latina parece sufrir del mismo problema cuando los mandatarios aluden orgullosamente al mejoramiento creciente de sus balanzas comerciales. Las estadísticas hablan: el crecimiento positivo de las exportaciones netas en América Latina parece no tener freno.

Y son, más bien, las importaciones las que pueden ayudar a aumentar el valor de nuestro indicador BIB. ¡No las exportaciones!

Este es un claro ejemplo de cómo muchas veces las políticas para incentivar un mayor bienestar están en contra de aquellas para incentivar una mayor producción.



EyP

No hay comentarios.: