viernes, 21 de marzo de 2008

Seguridad-varios.

Claudio A. Mora García
Estudiante de Economía, UCR.

Escritor asociado de EyP.

Hoy fui partícipe en el acto protocolario para la entrega de varios vehículos (tanto automóviles como motocicletas) a la unidad de la Fuerza Pública de Heredia; lo cual me ha dejado diversas reflexiones.

Por un lado, el capital otorgado hará más productivos a los policías: ahora podrán cambiar los viejos vehículos (o motos) por unos muchos más nuevos, o bien, dejarse los mismos y otorgarle los nuevos a aquellas unidades que antes debían quedarse en la comisaría y, así, poder cubrir una mayor área patrullando.

Al mismo tiempo, se necesitará contar con más policías, porque ¡yo nunca he visto una moto o un carro que se mueva por sí solo! Además, el simple hecho de que cada policía ahora pueda capturar más ladrones, es per se un incentivo para aumentar la contratación. Un poco lo que estaban haciendo hoy en Santo Domingo (o estaban intentando hacer): facilitar un lugar para reclutamiento.

En fin, con esto deberíamos ver que la misma cantidad de policías arresten más ladrones; entonces nos podremos sentir más seguros. Ya todos sabemos lo que sucede cuando nuestro barrio es más tranquilo: el precio de la tierra aumenta.

Por el otro lado, esto no viene a solucionar los problemas de inseguridad. Todavía queda por arreglarse uno de los principales temas, que ha sido extensamente analizado en esta sección. En resumen, me refiero al argumento del beneficio (aunque realmente es ingreso) versus costo en la toma de decisiones delictivas (yo cometo un crimen porque obtengo más de él y mis posibles costos son muy bajos), y su consiguiente conclusión de necesitar mayores costos (como penas más fuertes que reduzcan la reincidencia) para poder reducir el beneficio (ingreso menos costo) de delinquir.

Aunque, existen otras razones que explican la inseguridad. La desigualdad ha puesto su granito de arena; la aparente incursión de las FARC en Costa Rica y el narcotráfico sin duda ha traído consigo un crimen más organizado que el vivido en años anteriores. Recordemos que el grupo de las FARC, además de ser catalogado como terrorista y secuestrador, también ha sido ligado con el tráfico de drogas para financiar su “revolución”.

Por último, podríamos explorar soluciones más del tipo mercado a distintos problemas de drogas. Un primer ejemplo es La Nación del 14/03/08 que expone cómo indios de Talamanca han estado haciendo trueques de marihuana por bienes. ¿Qué tal si fuese el gobierno quien le comprara la droga? O, mejor aún, ¿qué tal si el gobierno les otorgara esos bienes con tal de que no siembren más droga?

Entonces empezaría un tipo de regateo entre la sociedad y los narcotraficantes para ver quién paga más. De esta forma se puede demostrar la valorización que cada grupo da a la siembra (o no siembra) de droga en Costa Rica, y si somos los ciudadanos los que estamos más dispuestos a financiar la no siembra de la cannabis.

El segundo ejemplo viene encaminado en el incremento de seguridad privada que hemos vivido en los últimos años. Ya no es extraño ver a un “guarda” vigilando algún negocio durante la noche, armado hasta los dientes; o la gran cantidad de seguridad contratada en los… “lugares de encuentro juvenil” (para utilizar el término políticamente correcto), que en muchos casos llegan a abusar hasta de los mismos derechos humanos.

Todo estos casos hace ver que los costarricenses, especialmente los dueños de comercios, estamos dispuestos a pagar más por más seguridad. Pero, claro está, por una mejor seguridad.

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