jueves, 28 de febrero de 2008

Agravio infundado

Alberto José Villalobos M.

Administrador de empresas, UCR


El señor Claudio A. Mora García ( “UCR: educación para ricos”, Opinión, 12/2/08 ) expone, de manera ofensiva y poco analítica según mi parecer, su opinión respecto a la situación estudiantil actual en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Su opinión es un agravio infundado hacia todos los estudiantes que, al igual que yo, ingresamos a tan prestigiosa casa de enseñanza provenientes de colegios privados.

Quisiera decirle, en primer lugar, que tomo sus palabras como una ofensa personal y, más aún, como una ofensa al esfuerzo y sacrificio que han realizado mis padres para poder proporcionarme lo que ellos consideran la mejor herencia posible: una educación.

Encuentro inaceptable que ponga en tela de juicio el derecho adquirido (por todo ciudadano) a recibir esta preciada educación, no solo garantizada por la Constitución, sino producto de años de arduo estudio, sacrificio, responsabilidad y dedicación. Ante su afirmación de que “ellos se lo han robado…”, permítame asegurarle, señor Mora, que mis estudios fueron pagados con sudor de trabajo y no con dinero mal logrado y que mi título fue ganado sin concesión alguna; por esto repudio tales afirmaciones.

Considero que los argumentos utilizados para culpar a la educación privada de coartar los derechos de muchos jóvenes de aspirar a una educación superior son mal fundamentados.

Las razones por las que solo un 20% de las plazas se encuentren ocupadas por jóvenes egresados de instituciones públicas va mas allá de los bajos costos de matrícula de la UCR; incluso me atrevería a asegurar que tienen un papel menos preponderante en esta situación. Por otra parte, la calidad (o escasez de ella) en la educación y las herramientas que suministran a estos jóvenes son fundamentales. No hay mejor prueba de esto que los resultados en el examen de admisión a la Universidad, que es idéntico para todos los solicitantes.

Los vicios vividos en la educación pública son resultado de una estructura administrativa anticuada y anquilosada (basta con observar los titulares en los periódicos de los últimos meses). Deserción estudiantil, atrasos y corrup- ción en nombramientos de docentes, falta de materiales en escuelas y colegios, educadores poco calificados y, en su gran mayoría, mal remunerados, programas de estudio desactualizados, entre otros, son algunos de los tantos males que le agobian desde hace varios años.

Considero que el intento de convertir la lucha por una educación digna en una lucha de clases es un agravio contra los principios de respeto, libertad e igualdad que promueve esta universidad y que su único efecto es el de generar antipatías y distanciamientos que no deben existir.

Debemos comprender que la Costa Rica perturbada por esta brecha social y económica solo puede ser erradicada mediante la educación, la investigación y el desarrollo. Y que los verdaderos culpables de esta tragedia somos todos y cada uno de nosotros, que hemos callado ante las verdaderas injusticias, que hemos permitido con vehemencia el irrespeto por la integridad de la educación, la razón y el pensamiento y que aplaudimos el facilismo e irrespeto en todos los rincones de nuestra sociedad.

La solución está en nuestras manos y en el camino que deseemos forjar para nuestro futuro.


EyP

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