lunes, 15 de octubre de 2007

¿Cómo realizar una inversión deportiva?

Claudio A. Mora García.
Estudiante de Economía, UCR.
Escritor asociado de EyP

Probablemente es la pregunta que se hacen a diario las personas de negocios más humildes y más importantes. ¿Deberé invertir en la bolsa de Nueva York, o en la de Londres?, ¿deberé matricular a mis hijos en un colegio público o en uno privado?, ¿cuál carro es mejor, un Nissan o un Toyota?, ¿el gobierno debe invertir en atletas con o sin discapacidad?

La respuesta a estas interrogantes es demasiado obvia, y ya todos la conocemos: se debe invertir donde obtengamos los mejores rendimientos y con el menor riesgo posible. No es solamente ganar, ganar y ganar, sino que también el factor “ganar” puede estar acompañado de un continuo perder, perder y perder: se debe tomar en cuenta la variabilidad respecto al nivel esperado de ganancia de un activo.

Por supuesto, todo activo deberá emitir señales para darnos a conocer qué tan variable y qué tan rentable es. Si un activo resultase ser completamente invariable y con un rendimiento sumamente alto, entonces ni yo estaría escribiendo esto ahora para poder ir a comprarlo.

Pero, al parecer la definición anterior no es tan “obvia” como creía. Puesto que ni el mismísimo gobierno, ni las asociaciones de fomento deportivo, ni otras asociaciones parecidas logran entenderla. Ellos deben seleccionar entre dos activos.

En el primero, se muestran inflexibles ante la idea de seguir invirtiendo en activos que muestran una rentabilidad donde lo único seguro es la ganancia mínima. No estoy hablando aquí de bonos o compra de acciones, sino ¡financiamiento de atletas nacionales! Estoy hablando sobre las ganancias que obtiene el país, si hay algunas, cada vez que la “magnífica” selección nacional de fútbol nos representa en el exterior ya sea en el Mundial o en la Copa de Oro, o cuando se envía una serie de atletas a los juegos Panamericanos.

Ellos se han esforzado en demostrar consecutivamente que el rendimiento de hacer inversiones en su “activo deportivo” es completamente nulo; y muchas veces la variabilidad es un tanto alta. Es evidente que el rendimiento de los atletas nacionales deberá venir valorado por la cantidad de medallas por jugador que hayan ganado; en vez de valorarse por la cantidad de dinero que dejó a la empresa privada el haber enviado a una selección: este otro tipo de rendimiento no es visto por el resto del mundo con una óptica deportiva, y a la sociedad tampoco le deja gran cosa.

En cambio existen atletas mucho más distinguidos, realmente distinguidos y con un espíritu de competencia como el de ninguno. Atletas que se han sabido luchar por destacarse aun teniendo alguna dificultad y que todo este tiempo atrás se les ha mantenido al margen. Atletas que realmente poseen un espíritu de lucha y superación, y nos hacen recordar todo lo que podemos lograr con tan solo disponernos a hacerlo.

Ahora han podido demostrar que la rentabilidad de invertir en ellos es mucho mayor, que es un activo completamente seguro y prácticamente libre de riesgo: puesto que cuando ganan, lo hacen parejo; a diferencia del primer activo. Poseen todas las características que un inversionista deseara en un activo.

A pesar de ello, hasta ahora no han recibido un apoyo real y tangible. No solamente ayuda económica para viajar hasta el lugar de competencia, sino olvidados en cuanto a instalaciones, fomento deportivo, uso de imagen, etc. Es tiempo para las asociaciones que invirtieron en esta delegación que nos representó en China, recoger sus frutos. Se obtuvo una medalla por cada atleta que asistió, muchas de ellas resultan ser de oro, inclusive sobraron siete para repartir.

¡Gracias a ellos puedo levantarme nuevamente orgulloso del deporte costarricense!

EyP

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