lunes, 24 de septiembre de 2007

La corazonada de los gringos buenos

Roberto J. Gallardo N.
Escritor invitado Economía y Política
Tomado de www.roberto-gallardo.blogspot.com

Con toda la razón los opositores del TLC se han quejado sobre la injerencia del embajador estadounidense en los asuntos internos de Costa Rica, tomando posición a favor del tratado. Pero ahora resulta que para avanzar la causa del No el PAC, el mismo que anuncia que desconocerá el resultado de la votación del 7 de octubre, se trajo a dos congresistas gringos para que hagan lo mismo que ha venido haciendo el embajador estadounidense, pero a favor del "No". Aquellos son gringos buenos, este un gringo malo.

Aquí hay que decir algunas cosas. Primero, parece muy ingenuo -y hasta irreponsable- creer que dos congresistas puedan hablar con propiedad y seguridad de lo que piensan los otros 99 senadores y los otros 434 representantes que conforman el Congreso estadounidense, sobre todo si dentro de un año la configuración de ese congreso puede cambiar dramáticamente, cuando se elijan todos los miembros de la Cámara baja y un tercio del Senado. ¿Pueden estos gringos buenos asegurar que nada cambiará?

Segundo, ¿qué tienen que perder estos gringos buenos si sus predicciones no son correctas? Nada. Por eso pueden darse el lujo de venir y decir lo que quieran. Si el país no ratifica el tratado y los poderosos lobbys estadounidenses se mueven para sacar al país de la Iniciativa de de la Cuenca del Caribe, ¿pondrían en peligro sus puestos en el Senado y la Cámara de Representantes estos gringos buenos oponiéndose a estos grupos que son los que financian sus campañas y la de sus candidatos presidenciales? En la coyuntura política que enfrentará Estados Unidos en los próximos meses quién tendrá mas peso, ¿los textileros de Carolina del Norte interesados en bloquear la competencia costarricense y capaz de donar millones de dólares a las campañas políticas, o Costa Rica? Solo hace falta un poco de sentido común para darse cuenta. No se trata de justicia o equidad. Se trata de la realidad política de un país que como Estados Unidos se encamina a una contiena electoral cerrada en la que el apoyo de los grupos organizados es fundamental. Ante esta realidad, la influencia del país será muy limitada.

Y finalmente, ninguno de los gringos buenos asguró que la Iniciativa de la Cuenca del Caribe sea eterna. Lo que dijeron es que no hay ambiente para su derogación en el Congreso. Tal vez no en este, pero no pueden hablar del que venga. Pero en el fondo nada cambia: la ICC sigue siendo una concesión unilateral susceptible a ser derogada. Hoy, mañana, dentro de tres meses o tres años, estaríamos a expensas de los gringos, malos y buenos. ¿Estamos dispuestos a apostar nuestro futuro a la corazonada de dos gringos, por más que se nos quiera hacer creer que son buenos? Yo por lo menos, a eso sí le digo NO.

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