jueves, 7 de junio de 2007

Ineficiencia Estatal

Claudio A. Mora García
Estudiante de Economía, UCR

Cada vez que alguien me cuenta que fue asaltado o robado les hago dos preguntas: ¿lo golpearon?, y ¿se llevaron la cédula, la licencia, los cuadernos? Porque cualquier tipo de acción, como pasar por todo el trámite burocrático y las eternas filas y congestiones de sacar la cédula, ¡y ni hablar de la licencia!, nos podría recordar ese tenebroso día. Trámites que son interminables, con agotadoras y frustrantes filas para que al llegar a la ventanilla ojala se nos haya olvidado algún documento. Eso, si es que el edificio tiene electricidad.
Éste es solo un ejemplo que me lleva a decir que el Estado (no se si estará bien definido políticamente) debe preocuparse por darle una mayor agilidad a la a sus empresas y a la economía, debe servir como un aceite para que los engranes económicos y políticos funcionen en forma sincronizada. Que sean hermanados con las necesidades de las firmas y los consumidores y no que sea un obstáculo para el desarrollo.
Si el estado desea mantener sus empresas burocráticas, ellas deben estar al servicio de sus clientes y no al revés (de hecho, por ley constitucional debe de ser así). Deben tener una función eficiente tanto tecnológica como económicamente, donde el uso de los insumos siga una distribución óptima dependiendo del nivel de producto, y donde no existan desperdicios… bueno, al menos ésa es la intención.
La mejor manera de que funcione una empresa burocrática es que se maneje como si fuera una empresa de capital privado, inclusive debe ser manejada aún mejor ya que el capital con el que funcionaría es público, es de “todos nosotros”. Y somos “todos nosotros” los que reclamaríamos ante un problema y no solo la junta de accionistas. Con el fin de que funcionen mejor, deberían insertarse esquemas de organizaciones privadas dentro de las empresas estatales y buscar mejores formas de manejo y administración del personal. Estoy de acuerdo con que el gobierno mantenga compañías, pero, de nuevo, deben de ser eficientes. Se podrían llegar a ahorrar grandes sumas de dinero si los recursos fueran reacomodados.
La intención de reacomodar recursos no es, necesariamente, despedir a empleados, las deficiencias podrían venir de otros factores tales como el capital o los lugares de trabajo (como el tipo de oficina o inmobiliaria con la que se cuenta). Pero si los problemas proceden de la mano de obra se presenta un problema mayor. Para ilustrar esto, es obvio suponer que el salario que el Estado les estaba pagando era tal que cubría el costo de la siguiente mejor alternativa de trabajo con la que contaban. Es decir, en cualquier otra labor su salario debería ser casi igual o ínfimamente menor, sino cambiarían de empleo. Pero… ¿lo cambian, o… lo cambiarían?
Yo creo que habrá algunos que sí lo cambiarían pero otros que no, y estos son precisamente el problema pues se van acumulando con el tiempo.

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