jueves, 6 de diciembre de 2007

Etanol como medio energético

David Chacon.
Estudiante de Física Pura, UCR.
Publicado en La Nación.

El etanol no es intrínsecamente un mal negocio. Aunque ha estado en el tapete desde que Henry Ford lo consideró como un combustible potencial para su modelo Ford T, la única nación que ha explotado su potencial práctico es Brasil. Un amplio sector del transporte de ese país utiliza etanol refinado de la caña de azúcar, que llena los tanques de vehículos adaptados al uso de ese biocombustible, fabricados en el propio país.

La clave para reducir los impactos económicos y ambientales del etanol consiste en usar desechos alimenticios y cultivos explícitamente dedicados a la producción de combustibles en tierras desgastadas o no apropiadas para otras formas de agricultura.

A mi criterio, el uso del etanol en Costa Rica tiene muy buena proyección, debido a que somos un país de agricultura muy desarrollada, gran generadora de ingresos. Ahora bien, si somos esto, quiere decir que hay un motor excipiente de desechos, que en este ámbito no son desechos, ya que tenemos piña, arroz, gallinaza, desechos vacunos, etc., y, entre muchos otros, uno que genera muy buenas utilidades en este marco: el bagazo de azúcar, debido a su estructura molecular, alta en celulosa, cuya composición es altamente rescatable y fácilmente procesable, en contraste con otras fuentes de etanol.

Petróleo insostenible. El precio de los hidrocarburos ha hecho impacto en la generación de energía eléctrica, un gran retroceso en el plan ecológico y económico del país.

No obstante, el ICE se cierra en una pugna por estos recursos energéticos, solo por el simple motivo de que uno de los 19 ingenios en Costa Rica pertenece al presidente Arias (cabe destacar que el ingenio Arias no representa la mayor generación de insumos por este producto, y los otros productores juntos superan por amplio margen su producción). Ahora bien, por no utilizar estos desechos, no solo limitan el uso del bagazo de caña, sino también el resto de los mencionados y las decenas de productos cuyo empleo en este medio es ampliamente útil.

Esto nos lleva a una encrucijada: el ICE debe decidir si reutiliza el material existente o si sigue gastando recursos en los caprichos del constante aumento petrolero, cosa que “tiene ya proyectado en este momento”.

En síntesis, ¿está el ICE planteando un sistema solidario abierto a ideas por el bienestar del país, o está metido en una batalla ideológica sin fin?



EyP

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Critica sobre la crítica*

N

o se puede leer de forma crítica una obra si antes no se ha hecho una lectura completa en la que el hilo conductor someta el criterio del lector a una serie de variables, o parámetros, que logren articular una respuesta coherente ante los argumentos dados. Esta premisa me ha obligado a acudir a las páginas completas del libro “Cambio Social y políticas progresistas en la globalización” en el que el Profesor Sergio Moya Mena expone, según Evo Morales, como “los movimientos sociales basados en principios de reciprocidad y complementariedad, han iniciado procesos históricos irreversibles en la búsqueda de un mundo mejor". Existen ciertos supuestos que constituyen la base del discurso del mariateguista, y que ameritan una humilde revisión.

Desde la supuesta decadencia y agotamiento del modelo de la globalización neoliberal y su “fracaso” rotundo, hasta la posibilidad de otra América están en tela de juicio, sin embargo este ensayo pretende propiciar la discusión respecto al primer punto, dejando de lado la discusión sobre la viabilidad de un altermundo. En su opinión, la globalización neoliberal y el bienestar humano son, en el fondo, enemigos. Muy en el fondo debe de ser, porque todas las mejoras e incrementos en nuestro nivel de vida han sido provocados por el capitalismo y el empuje empresarial. De hecho, la característica de la corriente neoliberal que le ha permitido trascender en el tiempo y adaptarse a los cambios, mas allá de obedecer a las confabulaciones del “imperio” obedecen a la flexibilidad de la doctrina y al carácter social de sus postulados, por social se entiende que desde Hobbes los pensadores liberales han partido del supuesto de que el hombre en un animal con cerebro y sus acciones obedecen a los incentivos que reciba: no es cierto el mito del buen salvaje que es enajenado por las practicas sociales.

Toda ideología se puede dividir en dos partes bien diferenciadas. La primera seria la de las ideas esenciales, que no cambian ni se alteran con el tiempo, en esta caben las ideas del libre comercio y los postulados sobre la libertad del individuo. La segunda serían las ideas accesorias, que emanan de las primeras y que resultan del intento de aplicación de aquellas a la realidad momentánea, estas son las que han permitido que el capitalismo se llame hoy globalización. Éstas últimas pueden y deben cambiar, incluso legar a desaparecer. Son “las guardianas del modelo”[1].

En el primer capitulo de su libro, el profesor Moya describe las dimensiones concretas y objetivas que tiene globalización, según su tesis “es una ruptura con el capitalismo de reformas asociado al keynesianismo que ahora da paso a la acumulación capitalista como fin en sí mismo, dominando el conjunto de los procesos de la vida social”[2] Sin embargo, el enfoque capitalista actual pone en primer termino el beneficio del consumidor y no a la acumulación. La acumulación es en si una facultad que se puede alcanzar por medio de la producción, pero no es el fin, el fin consiste en dar el mejor producto o el mejor servicio a mayor cantidad de clientes por una razón muy simple: entre tanta competencia, si no le gusta mi producto, va y lo compra en otro lado. Si aceptáramos el presupuesto de la acumulación tendríamos que declarar que el negocio del empresario no está ya en “explotar” al mayor número de personas (como lo citaba la tesis marxista), sino en despedirlas a todas. Ya pueden tomar nota los empresarios: si quieren aumentar sus beneficios despidan a todos los trabajadores. Es entendible que no todos los mercados funcionan de manera ortodoxa, existen fallas que distorsionan la distribución tanto de la oferta como de la demanda y el nivel de precios (entre otros factores), no obstante, soy optimista respecto a la necesidad de ampliar la esfera de aplicación de la economía de mercado abierto pues esta es la única forma de garantizar que la teoría sea llevada a la practica.

Por otra parte, se hace presente en las líneas del profesor Moya la noción de una ciudadanía degradada[3] según este los seres humanos ahora estamos regidos por el concepto meramente materialista de la sociedad, el profesor Moya hace entender que estamos en presencia de un necesitarismo social en que la causalidad es económica. El dinero lleva a mejorar el bienestar y el bienestar lleva a la felicidad; este argumento me deja ciertas inquietudes. Las prácticas mercantilistas se constituyen en amenazas a la democracia, la igualdad, la justicia social, el equilibrio ambiental, etc. y resultan nocivas para los intereses de los ciudadanos, de la gente común, para los excluidos del poder económico, político o mediático. Si bien es cierto que las fuerzas mercantilistas y la maquinaria propagandista han fabricado un modo de vida Light, existen tendencias alrededor del globo que se constituyen en agentes de autogestión como es el caso de las cooperativas en Centroamérica y Europa que representan un espacio de alcance a esas necesidades materiales, al igual que las herramientas de comunicación colectiva como el Internet el cual está en una etapa adolescente y que aun así permite grandes beneficios, si observamos su alcance en estos 15 años podríamos vislumbrar un avance significativo en el manejo de la información y la inclusión social equitativa. Según James Tobin el avance tecnológico es el que provocara una democratización de los mercados financieros: hoy en día, cuando en cualquier momento cualquiera puede comerciar en el mercado de valores con su computador[4]. Aquí podrían surgir dos objeciones: la primera radica en que una transacción bursátil no esta al alcance de un Mincho Mayorga -por poner un ejemplo-, la segunda objeción en que ¡no todo el mundo tiene acceso a computadoras ni al Internet!; estamos de acuerdo, pero Roma no se hizo en un día y hace 15 años no existían programas como One computer per child[5] que pretende disminuir la brecha tecnológica en el mundo “subdesarrollado”[6], dando computadores a las entidades gubernamentales encargadas de la educación.

A lo que quiero llegar es que en el mundo globalizado la bola pica para los dos lados y la cancha mide lo mismo, hay distorsiones que resultan evidentes, negarlas constituiría una ceguera dogmática de mi parte; sin embargo, es ahí donde el cambio se hace factible, no un cambio hacia el altermundo, sino que una serie de circunstancias son las que promoverán cierta reestructuración en el equilibrio del poder. Estamos de acuerdo con que los movimientos sociales harán parte importante de esa escritura, sin embargo su heterogeneidad será su talón de Aquiles y nace la necesidad de aglutinarlos, ahí es donde se esgrimen con toda propiedad los movimientos obreros brasileños. Un cambio no necesariamente consiste en cambiar unos países para luego cambiar el mundo, el cambio viene por la suma de imponderables trabajando por separado[7].

Actualmente quienes disiden del liberalismo le ponen prefijos y lo intentan reducir a lo meramente económico. Sin embargo, el pensamiento liberal es rico y amplio. Muchos de sus ideales han logrado imponerse como bases de la civilización occidental. Ese logro, sin embargo, permite que a menudo se den esas libertades y derechos por garantizados, proponiendo y practicando políticas e ideas que resultan incompatibles con ellos. No pretende ser una cosmovisión totalizadora, que explique todos y cada uno de los hechos que suceden en el mundo. Sin embargo, es cierto que entre ellos predomina una mezcla de tolerancia y de seguimiento personal de los valores que se han demostrado más útiles para las personas y las sociedades democráticas; los más tradicionales: la familia, el trabajo bien hecho, la lealtad, el compromiso, la fidelidad, etc.

Las concepciones relativas al conocimiento son restringidas. El conocimiento y la razón individual son insuficientes para tomar decisiones que afecten a toda la sociedad. En muchas ocasiones, somos incapaces incluso de resolver nuestros problemas personales, ¿cómo vamos a pensar que podemos arreglar la vida de los demás con la pobre herramienta de nuestro intelecto? nos enredemos: un liberal confía en la razón, pero es también consciente de cuales son sus límites. Por eso, resulta absurda la pretensión de cambiar al hombre para que funcionen sistemas científicos de ordenar la sociedad (Vg. El hombre nuevo). Como mucho, se pretende cambiar el Estado para que éste se amolde mejor a la naturaleza cambiante y compleja del hombre y sus sociedades, es ahí donde se hace palpable la influencia de las ideas accesorias explicadas párrafos arriba.

La complejidad de la sociedad humana siempre va en aumento, y resulta inabarcable para los intentos de dirigirla y planificarla con la limitada herramienta de la razón y el conocimiento humanos. De hecho, los intentos de hacerlo concentran tanto poder en tan pocos que desembocan periódicamente en crueles tiranías, al menos eso demuestra la historia y lo indica la intuición: el poder corrompe y es fácil olvidar a aquellos quienes apoyaron la entrada de algún personaje al poder. Por esas razones, no comparto la tesis de que “este modelo ya no da más”. Sin embargo, como lo dijo el profesor Moya, Los movimientos que se esbozan como agentes de cambio son procesos ideológicamente abiertos que más bien obedecen a un post neoliberalismo que “dista mucho de un orden socialista”[8].

“Los subsidios directos e indirectos que los países industrializados otorgan a sus productores son una verdadera amenaza para los países en desarrollo”[9]. Esto no es del todo cierto, si bien a primera instancia estos subsidios parecen una falta de respeto al libre comercio, dichas “gollerías” son necesarias para la producción en muchos países de América Latina: el caso del sorgo es un ejemplo, pues al bajar el costo de lo que acá es un insumo para la producción porcina, estamos logrando que la carne y sus derivados sean vendidos a un costo menor, lo que garantiza el acceso a las familias de ingresos limitados.

A modo de conclusión, las ideas sobre liberalismo, las cuales comparto en alguna medida no son del todo inhumanas ni tienen carácter social, los párrafos anteriores pretenden dar cuanta de ello, sin embargo ante las presiones de un mundo que es caldo de cultivo para la protesta social, es de reconocer la necesidad de replantear a nivel mundial, cual es nuestro objetivo como seres humanos, cito nuevamente a Tobin quien dijo que “los problemas de la globalización no se resuelven deteniéndola”[10], es decir, el cambio no nace por decreto de los marginados cuando toman el poder.

Fuentes consultadas y notas del autor.


* Este ensayo, con fines académicos pretende discutir algunas de las tantas aseveraciones hechas por el profesor Sergio Moya Mena en su libro “Cambio social y políticas progresistas en la globalización”. El profesor Moya es relacionista internacional, profesor de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, miembro del movimiento ATTAC, del Foro Social Mundial, exmilitante del Partido Liberación Nacional, entre muchos otros logros.
[1]
Von Mises, L. La acción humana. Fondo de cultura Económica (1998). Pp 27-30
[2]
Moya, S. Cambio Social y políticas progresistas en la globalización. [pdf] Wiphala, San José, 2004.[Tomado el 28/11/2007] Disponible en: http://www.wiphala.org/capitulo_1.pdf, p. 2.
[3]
Idem; p.5
[4]
Entrevista a Tobin Premio Nobel de Economía James Tobin habla del sorprendente redescubrimiento de su impuesto sobre la especulación, de su conflictiva relación con los adversarios de la globalización y de los errores del Banco Central Europeo. James Tobin en Der Spiegel (36/2001, pag 122) 3 de setiembre de 2001. [Tomado el miércoles 28/11/2007] Disponible en: http://www.eumed.net/cursecon/textos/tobin-antiglob.htm
[5]
Véase una explicación general de Nicholas Negroponte, el autor del proyecto One Computer Per Child, disponible en broadcast [Tomado el 2 de diciembre del 2007] en la pagina: http://www.ted.com/index.php/talks/view/id/41?gclid=CKikuM3GjpACFUaPOAod_TfyuA
[6]
Las comillas obedecen a que el autor difiere de la noción de subdesarrollo. No utilizo esta noción porque carga cierta connotación occidental peyorativa, el mundo subdesarrollado claramente no existe porque no es un desarrollo material, sino un estado de conciencia mental, donde la sociedad se cohesiona de manera voluntaria al amparo de la ley y el estado de derecho con el fin de mantener la estabilidad.
[7]
Cualquier coincidencia con el Peronismo, es mera casualidad.
[8]
Moya, S. Op Cit, pp 59-60.
[9]
Idem, cap 1
[10]
James Tobin en Der Spiegel (36/2001, pag 122) 3 de setiembre de 2001. [Tomado el miércoles 28/11/2007] Disponible en: http://www.eumed.net/cursecon/textos/tobin-antiglob.htm*

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿Cómo cree que evolucionará el tipo de cambio en estos días?

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Dejenos su respuesta en la sección de "comentarios" al final de este post.


EyP
Justo aquí: |
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viernes, 16 de noviembre de 2007

Un nuevo mercado: de los consumidores.

Claudio A. Mora García
Estudiante de Economía, UCR
Escritor asociado de EyP.

De igual forma que Martin Luther King tenía un sueño, yo también tengo uno: un nuevo modelo de comercio internacional.

¡Debemos escoger!: beneficiar a los consumidores (un comercio más libre) o beneficiar a los productores (un comercio más restringido).

La historia ha demostrado que las medidas aplicadas hasta ahora han estado enfocadas a darles mayores beneficios a los productores antes que a las personas. Si las medidas no estuvieran enfocadas a protegerlos, entonces no habría razón para otorgar subsidios a productores nacionales (como es el caso de USA y la UE), o mantener cuotas de importación (como ocurrirá en muchos productos agrícolas con el TLC), o imponer altos aranceles a las importaciones (como sucede en Costa Rica con los productos avícolas, algunos granos, los automóviles, etc).

El nuevo modelo que propongo es uno enfocado a darles mayores beneficios a los individuos. Para lo cual se deben tomar las siguientes medidas:

1. Disminuir los aranceles a tasas próximas al nivel de libre mercado: darle libre entrada a las importaciones. Así, todos nosotros podremos escoger libremente cuál bien realmente es el que preferimos, y nuestra decisión no necesariamente estará forzada creando un sesgo de selección. La mayor disponibilidad de bienes, sumada a una reducción en los precios se convertiría en una mayor satisfacción de necesidades.

2. Eliminar todo tipo de impuesto a la producción interna, inclusive los subsidios y las cuotas a las importaciones. Ya que distorsionan el sistema de información de precios del mercado y no le causan ningún bien al consumo. La única consecuencia de eliminar estas trabas sería un aumento en el bienestar.

2.1. Además, la eliminación de impuestos, subsidios y cuotas le permitirán al individuo, primero adquirir bienes y servicios a un precio ‘real’ y no a uno que le mienta, y segundo que su decisión no esté sesgada por alguna institución en favor o en contra de algún bien en especial.

3. Fomentar una mayor competencia en el mercado: evadir todo tipo de asociación o gremio de productos que intenten organizarse.

3.1. Esto elimina el poder del mercado concentrado en unas pocas manos: se estimula la competencia y los precios disminuyen. Además nos evitamos la posibilidad de que empresas sumamente grandes, como la Florida Co., sean fijadoras de precios y puedan generar beneficios sumamente altos en detrimento de todos los que consumimos cerveza… perdón, agua Cristal y Tropical.

4. ¡E imponer restricciones a las exportaciones! El aumento en las importaciones y el aumento en la oferta interna generaría reducciones en los precios: el costo de comprar bienes también se reduce. ¡Y todo es más barato!

Por supuesto que esta utopía será muy difícil de implementar por diversas razones. Una de ellas es la limitada fuerza de negociación que poseemos el grupo de los consumidores versus el diminuto grupo de productores que lucha enérgicamente por defender sus intereses. Es muy difícil crear “el grupo de consumidores de arroz” con el fin de combatir al “grupo de productores de arroz”: ¿cuántos consumidores de arroz hay en Costa Rica, versus la cantidad de productores de arroz? Pero aún así, ¡¿a quién no le gustaría poder comprar arroz a precios menores que el actual?!

Por estas razones, será muy difícil tener tal cosa como un nuevo mercado, enfocado en los consumidores antes que en los productores. Porque dificultan la única cosa que tanto nos beneficia a todos nosotros: la competencia.

Yo mismo no recomiendo hacerlo ya que su implementación no es del todo buena para una economía. Claramente esto es un sueño. No quiero sonar extremista, pero si no comparamos el negro con el blanco nunca nos hubiéramos descubierto el gris. Yo lo que he querido hacer aquí es incorporar los colores a la discusión.



EyP

martes, 13 de noviembre de 2007

Sigo siendo el rey.


Claudio A. Mora García
Estudiante de Economía, UCR.
Escritor asociado a EyP

Ya quisiera yo ser un rey para poderle gritar lo que cientos de personas han deseado decirle a gobernantes dictatoriales y comunistas frente a decenas de jefes de estados en una reunión vista por millones de personas, donde los ojos del mundo se encuentran situados.

"¿Por qué no te callas?"

Sin lugar a dudas esta es la frase que resume todos los acontecimientos que han sucedido en Venezuela todos estos años atrás. Una frase que retumba dentro de mi consciencia por no haber sido yo quien pudiera haber gozado del placer de habérsela dicho a una persona que no sabe callar en cuando el tiempo más lo amerita.

Y aún cuando otro tanto de personas no les haya gustado la frase... ¡qué importa! Porque sigo siendo el rey.


EyP

Penalización del ahorro

Editorial de La Nación.

Las personas, empresas y asociaciones que tienen su dinero en una cuenta corriente, certificados a plazo o depósitos de ahorro han sido golpeadas por las bajas tasas de interés y la inflación, señalamos categóricamente en nuestro reportaje del jueves anterior. Y eso es grave. Porque el ahorro cumple una función esencial en la conformación y crecimiento futuro de la producción nacional. Si se sigue penalizando, tenderá, además, a sustituirse por consumo y/o salidas de capital, con lo que minaría los esfuerzos por reducir la inflación y estabilizar el tipo de cambio.

El ahorro es la parte del ingreso de las personas y empresas que no se gasta en consumo y, por tanto, constituye la fuente principal de la inversión. Su volumen depende fundamentalmente de las tasas reales de interés, determinadas conjuntamente por la oferta y demanda de recursos. Pero las autoridades pueden incidir en las tasas nominales de interés, al menos temporalmente. Si son suficientemente elevadas, hay incentivos para que las personas y empresas quieran ahorrar; es decir, privarse de consumir para alimentar las fuentes de recursos de quienes desean invertir. Pero, si son muy bajas o, incluso, negativas en términos reales, como ahora, se pierde ese incentivo y tienden a incrementarse los niveles de gasto. Y esa es, precisamente, una fuente de inflación.

Hay un círculo vicioso entre el aumento de la liquidez, bajas tasas de interés, expansión del crédito, incremento de los gastos de consumo, inflación y penalización del ahorro. Pero el círculo se convierte en virtuoso cuando las tasas nominales de interés son suficientemente elevadas para estimular el ahorro. La demanda de crédito tiende a disminuir (por razones de oferta y demanda de recursos), bajan los gastos de consumo e inversión, se pueden controlar más fácilmente los incrementos en el índice de precios al consumidor (IPC) y se restituye la rentabilidad del ahorro. Ese círculo virtuoso, desafortunadamente, se ha perdido en Costa Rica en los últimos doce meses.

Según ilustramos en nuestra edición del pasado jueves, las tasas de interés en moneda nacional se han reducido a la mitad en el último año. Mientras que en octubre del año pasado los intereses que devengaban los títulos denominados y pagaderos en colones con vencimiento a seis meses plazo eran del 12%; hoy, son apenas de un 6,5% anual, mientras que la inflación interanual, medida por el índice de precios al consumidor de los últimos 12 meses, supera el 9 %. Hay, por lo tanto, una prima negativa que ronda los 3 puntos porcentuales. Y eso penaliza el ahorro. Pero también castiga el patrimonio de las personas. Si una persona invierte sus ahorros en un título que devenga una tasa de interés inferior a la inflación, un año después tendrá una pérdida patrimonial equivalente a la diferencia entre el incremento del IPC y la tasa de interés. Se habrá empobrecido. Y eso no es justo ni conveniente en una sociedad que lucha por incrementar su patrimonio.

Otros efectos. Los niveles de las tasas de interés también influyen en el comportamiento de otros actores, como los bancos y entidades financieras. Cuando hay mucha liquidez y abundan los recursos, como ahora, no tienen incentivos para incrementar el costo de sus captaciones ni pagar mejores tasas de interés a sus depositantes. Y, si los intereses que pagan el Gobierno y Banco Central por sus captaciones también se reducen, tampoco tienen incentivos para invertir en títulos públicos, con lo que comprometen la estabilidad monetaria. Los bancos comerciales prefieren, obviamente, canalizar sus recursos a préstamos de consumo o inversión privados, pues los niveles de las tasas activas, aunque relativamente bajas por el menor costo de los recursos, superan las de las inversiones en títulos gubernamentales. El crédito al sector privado ha crecido un 34% en el último año, porcentaje realmente preocupante por el impacto en el gasto y la inflación.

Las bajas tasas activas de los bancos comerciales también pueden producir otros efectos contraproducentes en la estabilidad y solidez del sistema financiero. Aunque es difícil inculparlos directamente por la expansión crediticia –que es originada principalmente por el aumento de la liquidez sí tienen la responsabilidad de velar por que la expansión no sea resultado de políticas de crédito demasiado ambiciosas ni complacientes con deudores más riesgosos o menos productivos, pues podrían poner en juego la recuperación eventual de sus activos y la estabilidad bancaria. En cambio, cuando las tasas pasivas y, por consiguiente, las activas se ajustan hacia arriba, y los bancos se vuelven más rigurosos en sus políticas crediticias, no se financian proyectos que no serían rentables a tasas normales de interés. Se racionaliza la demanda de crédito, los gastos de consumo e inversión buscan su equilibrio, aumenta el ahorro, disminuyen las presiones inflacionarias y se preserva la sanidad del sistema financiero y bancario.

Mirar hacia fuera. No hay que ir muy lejos para ver cómo funciona la política monetaria en otros países y cómo se preserva el patrimonio de los ahorrantes. En los EE.UU., por ejemplo, las tasas de interés para los depósitos rondaban 5,25% hasta hace pocas semanas, lo que producía un razonable balance entre el crecimiento de la producción y la inflación. Pero, cuando se hizo evidente que la producción podría desacelerarse por la crisis de liquidez del mercado hipotecario, el Banco de Reserva Federal (FED) decidió reducir las tasas de interés en 75 puntos base, hasta llevarlas a un 4,5% anual. Sin embargo, la inflación ronda el 2%. Así, pudo inyectar liquidez y estimular el gasto e inversión, sin poner en entredicho las metas inflacionarias. Las tasas de ahorro siguen siendo positivas en términos reales y no hay penalización del ahorro. En cambio, la situación en Costa Rica es muy distinta. La producción ha venido creciendo a tasas muy elevadas, por encima de su nivel histórico, por lo que no resulta necesario estimularla más reduciendo las tasas de interés. La inflación, por otra parte, no se ha logrado controlar al nivel deseado. El propio Banco Central reconoció recientemente que no lograría la meta propuesta del 8%. Pero, en vez de ajustar las políticas, simplemente ajustó la meta.

Hay dos formas de restituir la rentabilidad del ahorro: subir tasas de interés y/o reducir la inflación. El Banco Central ha insistido en más de una ocasión en que subir las tasas de interés estimularía mayores entradas de capital y se obligaría a intervenir en el mercado cambiario adquiriendo divisas excedentarias y estimulando, con emisión, la inflación. Comprendemos el punto. Pero el Banco también debe comprender que no puede penalizar indefinidamente el ahorro, sin producir los efectos arriba apuntados. Afortunadamente, su participación en el mercado oficial de divisas (MONEX) ha venido mermando. Aparentemente, el tipo de cambio está llegando a un nivel razonable de equilibrio. Si las cotizaciones se mantuvieran dentro de las bandas cambiarias, podría el Banco retomar mayor control de su política monetaria. Pero hay, además, otro instrumento fiscal para reducir la inflación: trasladar en su totalidad las pérdidas del Banco Central al Estado, incluyendo aquellos montos necesarios para que la expansión de la liquidez provocada por el exceso de reservas se conforme con el incremento de la producción. Así, se lograría disminuir más rápidamente la inflación y restituir la rentabilidad real del ahorro.

Creemos, en resumen, que hay instrumentos efectivos de carácter ‘macro’ y ‘micro’ para evitar la penalización del ahorro. Instamos respetuosamente a las autoridades fiscales y monetarias del país y a las entidades financieras públicas y privadas a emprender las acciones necesarias para restituir la rentabilidad real del ahorro financiero y preservar la estabilidad del sistema financiero nacional.



EyP